La resiliencia: crecer con la presión

Resistencia de un material al choque, la tensión, la presión… que le permite volver a su posición anterior aún habiendo sido violentado.

 

¿Cómo afrontan las personas la presión o las catástrofes? ¿Cómo experimentan  la recuperación de un trauma vivido?

No es necesario ser extraordinario para experimentar la resiliencia, pues es una cualidad que puede ser desarrollada (no es genética), o más bien es un proceso que involucra a distintos miembros y situaciones y que tiene lugar cuando una persona afronta algún tipo de presión durante largo tiempo, un fracaso, una enfermedad grave, la muerte de un ser querido…

Los seres humanos son capaces de recuperarse y superar las adversidades, bien es verdad que de muy distintas maneras y hay multitud de factores que intervienen en esta destreza: la positividad y realismo, el conocimiento y confianza en las fortalezas propias, las habilidades comunicativas que posee la persona, la propia gestión emocional, el entorno social…

Una persona con alto grado de desarrollo de su resiliencia es consciente de poder influir sobre algunas circunstancias, la experimentación de las mismas y sobre todo valora la esperanza y el aprendizaje de la experiencia tanto positiva como negativa.

¿Qué puedes hacer para ser más resiliente?

En primer lugar, establece relaciones. Dedica tiempo a familia, amigos, compañeros, grupos… Relaciones basadas en la confianza y la positividad donde dar y recibir apoyo y ayuda. Déjate ayudar en lo cotidiano y ayuda también.

Plantéate metas realistas y comprométete. Trabaja la disciplina, planifica y ponte en acción. Esto aporta sentido a tus pasos.

Acepta que no todas las metas serán cumplidas o que no se cumplirán como quieras. Enfoca en aquello que puedes influenciar.

Conócete más. El autoconocimiento es infinito como el cambio es constante. Conócete y utiliza tus fortalezas. Estarás creando esperanza y experimentando la autoestima.

Cuida de ti, ten en cuenta tus necesidades y deseos. Préstate atención.

Amplía perspectiva, amplía contexto, enmarca las situaciones en un espacio grande.

Y… muy importante, pregúntate. Pregúntate cómo lo has hecho otras veces, con quién lo has vivido, a quién te has referido cuando lo has pasado mal, qué has hecho…mantenerte en la pregunta y encontrar tus recursos te ayuda a crear el hábito de mirar hacia adelante y ponerte en acción.

 

Que tu tiempo sea vivido. Buen camino.